miércoles, 27 de junio de 2012

Muerte del Solitario Jorge extingue su especie y marca fin de un ícono


La muerte del Solitario Jorge, una tortuga gigante y centenaria, marca el fin de su especie y de un símbolo de la lucha por la conservación animal tras décadas de esfuerzos científicos para lograr su reproducción en las islas Galápagos, en el Pacífico ecuatoriano.

El único sobreviviente de la especie “Geochelone abigdoni”, descubierto hace 30 años en la isla Pinta del archipiélago, murió el domingo al parecer debido a un paro cardíaco, aunque la causa exacta se conocerá tras la necropsia que se realizaba este lunes, dijo Washington Tapia, biólogo del Parque Nacional Galápagos (PNG), en entrevista con la AFP.

“Estaba en buenas condiciones. El viernes, su último día de alimentación, comió normalmente. No había nada que nos sugiriera que algo así ocurriría”, señaló Tapia, quien conoció a Jorge siendo un niño y lo cuidó e investigó durante dos décadas.

“Fue un animal especial, complejo en su comportamiento. Cuando Fausto Llerena (su cuidador) llegaba, se acercaba como a saludarlo. Nunca aceptó otro macho en su corral, algo que se intentó para que aprendiera el comportamiento reproductivo”, recordó.

Se estima que Jorge, que vivía en un corral del centro de crianza de tortugas terrestres de la isla Santa Cruz, tenía algo más de un siglo, aunque los científicos creen que una tortuga gigante puede vivir hasta 180 años. Sin embargo, “solo podremos saber cuánto viven cuando mueran las primeras tortugas que nacieron en cautiverio en 1970″, explicó Tapia.

De lo que sí hay certeza es que con la muerte del Solitario desapareció la especie “Geochelone abigdoni”, que biológicamente estaba extinta al ser Jorge su único sobreviviente y no poder reproducirse con un individuo semejante.

“Es la extinción total de una especie más en el planeta y un mensaje a los seres humanos de que no ser responsables con nuestras acciones puede llevarnos a consecuencias fatales”, expuso el biólogo.

- Alimento de piratas -

Los expertos suponen que Jorge se quedó solo porque en los siglos XVIII y XIX las tortugas fueron alimento de piratas, que se cree sacrificaron hasta 300.000 de estos quelonios, y además introdujeron animales que las depredaron en la disputa por comida.

“A pesar de los esfuerzos, fue tarde para salvar la especie”, afirmó Tapia sobre las acciones desplegadas durante tres décadas para encontrar otro individuo puro en Galápagos y en zoológicos alrededor del mundo, así como para que el Solitario se apareara con animales cercanos genéticamente.

“En 2008 encontramos individuos híbridos con genes de la especie de Pinta en el volcán Wolf, pero son muy pocos y el contenido de esa especie es muy bajo como para pensar en la posibilidad de resucitarla”, aseguró.

De hecho, a mediados de 2008, Jorge logró aparearse con esas hembras tras 15 años de convivencia, pero los huevos resultaron infértiles. También se probó la inseminación artificial, sin que se pudiera obtener esperma, e incluso se ofreció una recompensa a quien devolviera un individuo de su especie.

Por todo ello, Jorge llegó a ser incluido en el Libro Guinness de los Récords, y será embalsamado, dijo el biólogo.

“No sabemos con exactitud cuáles fueron las causas por las que el Solitario no pudo fecundar”, comentó Tapia.

Las tortugas gigantes, que pueden llegar a pesar casi 400 kilos y medir más de 1,80 metros, son famosas por haber inspirado la teoría del naturalista británico Charles Darwin de la evolución por selección natural, durante su pasaje por la región.

En las Islas Galápagos, ubicadas a 1.000 km frente a la costa continental y declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad hace tres décadas, habitan entre 30.000 y 40.000 tortugas de diez especies, y la de Jorge es la cuarta que se extingue desde que se tienen registros, según Tapia.

Desde el siglo XVIII desaparecieron las de Fernandina por casuas naturales, y las de Floreana y Santa Fe por impactos asociados al ser humano. En ese período también desaparecieron siete especies de ratas endémicas y tres de plantas, detalló el experto.

En contraste, en enero pasado un estudio de la Universidad de Yale (Connecticut, noreste de Estados Unidos) anunció recientemente el hallazgo de una especie de tortuga de Galápagos que se creía extinta hace 150 años, la Chelonoidis elephantopus o C. elephantopus.

Los investigadores estadounidenses llegaron a esta conclusión después de encontrar rastros genéticos de la especie en el ADN de su descendencia híbrida.

AFP

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