Durante
años, el cerebro del físico estuvo en manos de un doctor que se encargó de
partirlo en pedacitos para realizar un mejor estudio del mismo
Albert
Einstein es uno de los hombres más significativos de la humanidad, al
considerarle como el científico más importante y sobresaliente de todo el siglo
XX, gracias a sus trabajos y hallazgos realizados en el ámbito de la física y
la energía, los cuales le hicieron acreedor a un Premio Nobel en 1921.
Einstein
dejó sin luz al mundo el 18 de abril de 1955, un día después de haber sufrido
una hemorragia interna bastante grave, a consecuencia de un aneurisma de la
aorta abdominal mal atendido.
Su
muerte y lo que vino después, estuvo lleno de un misterio, un patrón similar a
lo que fue toda su vida. No habían pasado ni 24 horas de su fallecimiento,
cuando su familia decidió cremarlo. El doctor Thomas Harvey fue el encargado de
preparar el cuerpo para ello, sin saber lo que este hombre le haría al cuerpo
del físico.
El
médico, durante la autopsia, le extrajo el cerebro a Einstein y lo conservó en
un frasco con formol, esto con la intención de observarlo y fotografiarlo
durante unas semanas, con la intención de encontrar alguna particularidad o
anomalía que pudiera ser la explicación del por qué de su alto grado de
inteligencia.
Tiempo
después, el doctor Harvey decidió seccionar la masa encefálica del científico
en 240 pedazos, cada uno con una dimensión de no más de un centímetro cúbico.
Los
hijos del creador de la teoría de la relatividad se enteraron del hecho y de
inmediato, exigieron la devolución del órgano, algo a lo que el médico se negó
rotundamente.
Muchos
años después, Thomas aceptó ceder gran parte a la comunidad científica para su
estudio, entre los que destacan la Universidad de Princeton, institución en
donde Einstein trabajó en sus últimos años de vida, así como a una
neurocirujano llamada Marian Diamond, quien luego de estudiar el órgano,
encontró mayor cantidad de células en la región parietal que en las de un
cerebro masculino común y corriente, región que controla el pensamiento
matemático y la capacidad cognitiva visual-espacial.
También
hay investigadores que afirman que tenía más células de Glial, las cuales son
el sostén de todo el sistema nervioso y por lo tanto, consumía más energía que
el de una persona normal. Pero, ¿qué otros misterios encierra el cerebro de
Albert Einstein?
Investigadores
de Canadá encontraron que el cerebro de Einstein era más ancho de lo normal y su
peso era de 1.230 gramos, nada excepcional, y presentaba la combinación de
rasgos simétricos con asimétricos, una característica que pocas veces se ve,
pero que determina la habilidad para recordar ciertas sílabas o palabras.
Pero
quizá el rasgo más significativo que pudiera dar respuesta a muchas
interrogantes es que el cerebro de Einstein carece de un surco que atraviesa
toda la zona parietal, lo cual pudo generar una mayor concentración de
neuronas, las cuales se conectaban entre sí de forma sencilla, creando un
tejido nervioso en el área mucho más expansivo e integrado.
El
cerebro de Einstein, así como el de otros personajes famosos, será exhibido
durante las siguientes semanas en Londres, como parte de la Wellcome
Collection, apunta europapress.es, con la finalidad de desenvolver todo lo que
encierra este órgano del cuerpo humano que durante décadas ha sido objeto de
estudio.
dE:
de10.com.mx
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