La
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) aseguraba, a
finales de 2010, que más
de tres millones de españoles intentarían dejar de fumar en los
primeros meses de 2011. Un propósito que, para muchas de estas personas,
acarrea algunos kilos de más. Ganar peso se produce debido a que dejar
el tabaquismo afecta a las hormonas, al sistema nervioso, al sentido
del gusto y del olfato, a la capacidad de digerir y asimilar los nutrientes de
los alimentos, lo que conlleva un aumento de ansiedad…
Jocelyne
Bertoglio, dietista
del departamento de diabetología del Hospital Universitario de Niza (Francia),
defiende que la nicotina es la sustancia que
provoca graves alteraciones en el metabolismo, lo cual tiene efectos sobre el
peso corporal, la digestión de los alimentos, el metabolismo de los nutrientes
y la elección de alimentos. Elorganismo del fumador también consume
más calorías para eliminar los tóxicos que contiene el tabaco.
De
modo inverso, el fumador suele saciar episodios de hambre con un
cigarrillo. Además, el tabaco deteriora el gusto y el olfato. Por ello,
cuando alguien deja de fumar, para calmar la ansiedad sustituye los cigarrillos
por alimentos. Ocurre que, al apreciar más y mejor el sabor de estos, se tienen
más ganas de comer y se opta en muchas ocasiones por alimentos de sabores
fuertes, dulces, salados y/o picantes, que en términos generales se traduce en
el picoteo de productos azucarados, con más grasa y, por ende, más energéticos,
como dulces, chocolate, galletas, patatas fritas y demás snacks salados. La
consecuencia de estos efectos es, a menudo, el aumento de peso.
De
esta forma, el que sufre el síndrome de abstinencia tiende a calmar algunos de
efectos colaterales con una mayor ingesta de comida que se une
a episodios de estreñimiento que, también, aparecen tras abandonar el
cigarrillo. Desde Consumer indican que una revisión reciente
de la biblioteca Cochrane informa de distintas intervenciones que se han
diseñado de manera específica para ayudar a dejar de fumar y limitar el
consecuente aumento de peso.
Existen
numerosos programas desde el ámbito sanitario destinados a este fin: dejar
de fumar sin ganar ni un kilo. Por ejemplo, desde el Centre d’Assessorament
Dietètic de Andorra, las dietistas-nutricionistas Marta Pons Jansana y Katia
Durich han diseñado una estrategia de intervención-colaboración para reconducir
la dieta de quienes dejan de fumar llamado Que los kilos no sean la
excusa para no dejar de fumar, que comienza con un cuestionario que recoge
preguntas como: ¿Comes fruta a diario?, ¿Siempre hay vegetales en tu plato?,
¿Haces más de tres comidas al día?, ¿Tomas litro y medio de agua o líquidos a
diario?… cuestionario que si acumula demasiadas respuestas negativas, va
seguido de un cambio en los hábitos alimenticios.
Dietas
y ejercicios
Tras
abandonar el cigarrillo, lo más aconsejable es realizar cambios en la dieta
diaria e incorporar una serie de ejercicios físicos.
- Dieta
fraccionada:
programar seis comidas diarias e incluir alimentos ricos en fibra y
carbohidratos complejos, se reduce de forma considerable la apetencia por
lo dulce, el posible estreñimiento. Suelen recomendarse cereales, pasta,
pan y arroz integrales, o sustituir la patata por legumbres (contienen más
fibra) y tomar a diario entre 2 y 3 piezas de fruta y dos raciones de
verduras. Beber agua y practicar ejercicio constante también ayuda.
- Dieta
basada en alimentos saciantes y con poco valor calórico:
engañar al estómago sin mucho valor energético puede conseguirse con un
plato de ensalada, una crema de verduras o una sopa y mezclar y acompañar
los platos principales con abundancia de vegetales.
- Rica
en antioxidantes:
la nicotina y demás sustancias venenosas del tabaco aceleran los procesos
de oxidación celular, lo cual predispone al fumador a un riesgo aumentado
de enfermedad por cáncer, accidente cardiovascular, trastornos
degenerativos, etc. Lo acertado hubiera sido aumentar el consumo de
alimentos antioxidantes: frutas, hortalizas y verduras de colores y de
temporada desde el desayuno hasta la cena. Los antioxidantes como la
vitamina C de los cítricos, los beta-carotenos de los vegetales
anaranjados, el licopeno del tomate y el selenio de los cereales
integrales contribuyen a eliminar más rápido los radicales libres
generados en los fumadores.
- Con alimentos
que den vitalidad, pero no excitantes: el té verde suave, las
infusiones, los zumos naturales, los caldos a base de vegetales, las
bebidas lácteas o los bebidas de soja, avena o arroz pueden aportar la
energía necesaria para afrontar sin ansiedad los espacios de tiempo entre
las comidas principales.
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