domingo, 4 de noviembre de 2012

Cómo dejar de fumar y no ganar peso

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) aseguraba, a finales de 2010, que más de tres millones de españoles intentarían dejar de fumar en los primeros meses de 2011. Un propósito que, para muchas de estas personas, acarrea algunos kilos de más. Ganar peso se produce debido a que dejar el tabaquismo afecta a las hormonas, al sistema nervioso, al sentido del gusto y del olfato, a la capacidad de digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos, lo que conlleva un aumento de ansiedad…

Jocelyne Bertoglio, dietista del departamento de diabetología del Hospital Universitario de Niza (Francia), defiende que la nicotina es la sustancia que provoca graves alteraciones en el metabolismo, lo cual tiene efectos sobre el peso corporal, la digestión de los alimentos, el metabolismo de los nutrientes y la elección de alimentos. Elorganismo del fumador también consume más calorías para eliminar los tóxicos que contiene el tabaco.

De modo inverso, el fumador suele saciar episodios de hambre con un cigarrillo. Además, el tabaco deteriora el gusto y el olfato. Por ello, cuando alguien deja de fumar, para calmar la ansiedad sustituye los cigarrillos por alimentos. Ocurre que, al apreciar más y mejor el sabor de estos, se tienen más ganas de comer y se opta en muchas ocasiones por alimentos de sabores fuertes, dulces, salados y/o picantes, que en términos generales se traduce en el picoteo de productos azucarados, con más grasa y, por ende, más energéticos, como dulces, chocolate, galletas, patatas fritas y demás snacks salados. La consecuencia de estos efectos es, a menudo, el aumento de peso.

De esta forma, el que sufre el síndrome de abstinencia tiende a calmar algunos de efectos colaterales con una mayor ingesta de comida que se une a episodios de estreñimiento que, también, aparecen tras abandonar el cigarrillo. Desde Consumer indican que una revisión reciente de la biblioteca Cochrane informa de distintas intervenciones que se han diseñado de manera específica para ayudar a dejar de fumar y limitar el consecuente aumento de peso.

Existen numerosos programas desde el ámbito sanitario destinados a este fin: dejar de fumar sin ganar ni un kilo. Por ejemplo, desde el Centre d’Assessorament Dietètic de Andorra, las dietistas-nutricionistas Marta Pons Jansana y Katia Durich han diseñado una estrategia de intervención-colaboración para reconducir la dieta de quienes dejan de fumar llamado Que los kilos no sean la excusa para no dejar de fumar, que comienza con un cuestionario que recoge preguntas como: ¿Comes fruta a diario?, ¿Siempre hay vegetales en tu plato?, ¿Haces más de tres comidas al día?, ¿Tomas litro y medio de agua o líquidos a diario?… cuestionario que si acumula demasiadas respuestas negativas, va seguido de un cambio en los hábitos alimenticios.

Dietas y ejercicios

Tras abandonar el cigarrillo, lo más aconsejable es realizar cambios en la dieta diaria e incorporar una serie de ejercicios físicos.

  • Dieta fraccionada: programar seis comidas diarias e incluir alimentos ricos en fibra y carbohidratos complejos, se reduce de forma considerable la apetencia por lo dulce, el posible estreñimiento. Suelen recomendarse cereales, pasta, pan y arroz integrales, o sustituir la patata por legumbres (contienen más fibra) y tomar a diario entre 2 y 3 piezas de fruta y dos raciones de verduras. Beber agua y practicar ejercicio constante también ayuda.
  • Dieta basada en alimentos saciantes y con poco valor calórico: engañar al estómago sin mucho valor energético puede conseguirse con un plato de ensalada, una crema de verduras o una sopa y mezclar y acompañar los platos principales con abundancia de vegetales.
  • Rica en antioxidantes: la nicotina y demás sustancias venenosas del tabaco aceleran los procesos de oxidación celular, lo cual predispone al fumador a un riesgo aumentado de enfermedad por cáncer, accidente cardiovascular, trastornos degenerativos, etc. Lo acertado hubiera sido aumentar el consumo de alimentos antioxidantes: frutas, hortalizas y verduras de colores y de temporada desde el desayuno hasta la cena. Los antioxidantes como la vitamina C de los cítricos, los beta-carotenos de los vegetales anaranjados, el licopeno del tomate y el selenio de los cereales integrales contribuyen a eliminar más rápido los radicales libres generados en los fumadores.
  • Con alimentos que den vitalidad, pero no excitantes: el té verde suave, las infusiones, los zumos naturales, los caldos a base de vegetales, las bebidas lácteas o los bebidas de soja, avena o arroz pueden aportar la energía necesaria para afrontar sin ansiedad los espacios de tiempo entre las comidas principales.
dE: 20minutos.es

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