Ver formas familiares en las nubes es una de las actividades
lúdicas más entrañables del ser humano. Desde la fantasía infantil a la
adivinación o geomancia, el hombre refleja su búsqueda de sentido en las nubes
que percibe: como si al descifrarlas las dibujáramos. Más allá de su ominosa
naturaleza (mantras meteorológicos), las nubes mantienen una raíz onírica (los
sueños que se destierran para volar o que invierten la realidad) y en su
algodón de imaginación podemos proyectar nuestros miedos, deseos y delirios.
Las nubes, intuimos con los diálogos que enmarcan los comics, son signos mentales…
omniformas de la mente que se libera en su ligereza y flota.
De pijamasurf.co
La Cloud Appreciation Society recientemente ha publicado un divertido libro en el que refresca el placer ancestral de contemplar las nubes, con interpretaciones pop-posmodernas de las formas que toman. Las nubes que
pasan. Pero que dejan un lenguaje secreto, aterciopelado, que seduce al aire
del cerebro. Recomendamos navegar el sitio de esta sociedad de nubes diletante.
A continuación una selección de nubes que se forman con una pareidolia más
lúdica que religiosa: gestalt de la relajación.
Arriba: Una de las llamadas “nubes-OVNI”, avistadas en todo
el planeta y que, en un combo de pareidolia y paranoia, para algunos son
verdaderas naves extraterrestres, disfraces autoevidentes de los visitantes que
se camuflean y juegan con nuestra mente.
No sólo evocan OVNIs, evocan hongos y cachuchas nucleares.
Un ave negra de nubes en Islandia que recuerda al fenómeno
de vuelo fractal (o murmuración) en el que se conjuntan los estorninos,
conocido también como sort sol (sol negro). El velo embrujante se extiende
mimetizando la forma de los faros de luces, alas a lontananaza.
Los labios de Mick Jagger, vocalista de Los Rolling Stones.
En el arrebol del crepúsculo tampoco pueden obtener satisfacción.
Una mujer se acuesta topless en la arena azul sobre el tejado a tomar el sol.
Por suerte en el cielo no hay leyes en contra del nudismo, algo que al parecer
hace que sus pezones tengan una plácida erección.
Un caballo de mar, según la imaginativa e impoluta Sociedad
de la Apreciación de las Nubes. Un caballo de mar con un rostro bastante poco
tierno, demónico o dracónico; cadavérico y caricaturésco.
Dragón, pterodáctilo o vampiro en la Isla de Skye, en
Escocia. No hay duda que la nube se amalgama con el paisaje megalítico: rocas y
ave mística
Más que otra proyección pareidólica, esta cascada de nubes
fue observada en los alrededores de Ginebra por el piloto de un avión. Antojadizas
crestas y caídas blancas escarpadas por montañas.
Un equipo de remo empíreo boga sincronizadamente sobre la
arcadia de Albion.
Uno de los avistamientos más locales, en la costa británica
el tenista (fantasma) Andy Murray sirve nube.
La pareidolia puede variar: según la ilustre Sociedad esta
imagen es una flecha que dice “vuelta sólo a la derecha”. Podría ser también una flecha dorada personalizada que te
dice haz click en tu navegador hacia adelante.
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