Las exigencias del día a día
generan que las personas tiendan a trasladar los conflictos laborales al hogar.
Estas situaciones interceden negativamente en las relaciones personales
y generan conflictos indeseados, aseguran los especialistas
Tener presentes los intereses que
realmente importan en la vida, ya sean el trabajo, la familia u otras
actividades, es de suma importancia para poder hacer un balance, y así, decidir
cuál es el que tiene mayor prioridad.
La clave está en buscar
la forma de encontrar el equilibrio entre la vida personal y el trabajo. La
familia siempre es lo más importante, es por ello que lograr la
organización de las responsabilidades laborales es una excelente
manera de que el tiempo en casa sólo sea para disfrutar y descansar.
Pablo Molouny, gerente general de
Trabajando.com Argentina, plantea que “uno de los mayores
problemas que ocurren en las familias y, con mayor frecuencia, con la pareja,
es el hablar en exceso de la jornada laboral cuando se está en el hogar”.
“El estar continuamente contando los problemas del trabajo o estar pensando en
ellos ocasiona problemas en el trato con nuestra pareja o con
quienes queremos”, agregó.
Scott Schieman, de la Universidad
de Toronto, afirmó que las personas con mayor educación y mejores
ofertas laborales son aquellas que reportan mayores dificultades, al grado
de afirmar que el trabajo interfiere en sus vidas personales.
Esto deja en evidencia que a
mayor status, el nivel de estrés crece. Muchos desean las altas posiciones
gerenciales, pero las mismas tienen sus costos negativos. Llevar el trabajo
a casa es uno de los motivos por los que los cargos de mayor responsabilidad
generan más estrés.
Diferentes investigadores de la
Universidad de Maryland destacan cinco patrones comunes entre quienes suelen
llevarse el trabajo a casa:
1) Quienes manejan un título
universitario, dicen con más frecuencia que “el trabajo interfiere en su vida”,
esto en comparación con quienes tienen un título secundario.
2) Algunas exigencias hacen que
el trabajo interfiera más en la vida privada, como los conflictos
interpersonales, la inseguridad laboral, los ambientes nocivos y las
situaciones de mucha presión.
4) Ciertas condiciones también
fomentan interferencias en la vida privada: tener un cargo alto, ocupar una
posición que implica la toma de decisiones y tener un sueldo mayor.
5) Trabajar muchas horas (más de
50 por semana) también genera mayor interferencia en la vida privada.
Poder ver crecer a los hijos,
compartir momentos con la pareja, disfrutar de salidas con amigos o salir de
paseo son situaciones que el exceso de trabajo no paga ni devuelve de ninguna
manera.
“Una buena práctica es separar la vida profesional de la personal.
Hablar de lo que nos pasó en la jornada laboral es algo normal, pero el hacerlo
en demasía puede aumentar los problemas”, finalizó Molouny.
dE: www.derf.com.ar
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