Las alergias
mortíferas que padece Devon Carrow no le permiten asistir a la escuela. Pero el
robot de 1,20 metro (4 pies) con un enlace inalámbrico de video le permite
asistir a clases a la distancia, participar en ellas, caminar por los pasillos,
dialogar en el recreo e incluso subir al escenario cuando se presenta algún
programa artístico musical.
En el pasillo
de una escuela primaria, una maestra conduce a la biblioteca a sus alumnos de
segundo grado, en una escena que no tiene nada fuera de lo común hasta que se
ve marchando junto a ellos un estilizado robot blanco con una pantalla de video
que muestra el rostro gordinflón sonriente de otro niñito.
Lo que más
llama la atención es la naturalidad con que esta maravilla tecnológica es
aceptada por sus compañeros de clases. Estos niños de siete años criados con
videojuegos, avatares y juguetes a control remoto no ven un robot, sino
sencillamente a Devon.
Un día
reciente, poco antes de ir a clases, una niña se acercó al robot para contarle
a Devon una broma que circulaba entre los alumnos de la escuela primara de
Winchester.
El hecho de
que Devon no esté físicamente allí no significa que los demás no sientan su
presencia. Cuando sus compañeritos le escribieron tarjetas de solidaridad el
año pasado tras ser hospitalizado, todos lo dibujaron como un niño y no como un
robot.
“En la clase
los niños dicen ‘Devon, ven aquí, estamos jugando con legos. Muéstranos los
tuyos”’, comenta la maestra Dawn Voelker.
“Yo me
preguntaba cómo lo tomarían los pequeños y creía se asombrarían”, acota la
directora Kathleen Brachmann. “Pero creo que los niños tienen ahora tanta
exposición a la tecnología que lo aceptan mejor que nosotras”.
El mismo
Devon no sabe cuál es el motivo de tanta alharaca entre los adultos. Maniobrar
el robot de cuatro ruedas por la escuela y hacerlo girar para ver a los
compañeros de clase equivale a un desafío más de tablero y ratón.
“
Es muy
divertido porque es como si fuera un juego en la computadora”, explica el niño
de cabello enrulado con eterna sonrisa. “Es como si el objetivo fuera
sobrevivir”.
Durante un
año, Devon ha asistido a clases utilizando “VGo”, el robot en forma de un peón
de ajedrez, conocido por un aviso televisivo de Verizon que muestra el tipo de
tecnología posible con la red inalámbrica de la compañía.
dE: AP
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