Cómo evitar convertirse en un fisgón electrónico y estar todo el
día al acecho de su ex.
La tecla F5 se convirtió en una extensión del dedo índice.
Actualizar. Actualizar. El chequeo compulsivo y masoquista empuja a revisar el muro en
busca de alguna grieta, desde que pasó del equívoco "estoy en una
relación" al
indiscutible "soltera". Si el secreto para el
éxito de toda relación es la disposición a "compartir", después de la
ruptura las redes sociales pueden multiplicar al infinito el flagelo que, en
tiempos analógicos, sólo se daba de manera fortuita: verla con otro. ¿Cómo expresar
nuestra decepción cuando el sistema sólo nos ofrece la alternativa de un pulgar
hacia arriba? Según un estudio de la revista Cyberpsychology, Behavior and
Social Networking,el hombre promedio revisa una
vez por semana el Facebook de sus ex parejas más significativas. Y con el fisgoneo aumenta la sensación
de desdicha, al observar la vida ajena con mejores ojos que la propia.
No
etiquete fotos de gatitos con su nombre como una manera engañosa de atraer su
atención. Nunca investigue sus nuevas relaciones. ¡Jamás le pida amistad con una
identidad falsa! Que el miserabilismo amoroso no lo lleve a provocar lástima con
una actualización de estado de clara extorsión sentimental: "Toy solo", con
la media lengua propia de una tara infantosenil. Aquel informe psicológico dice
que la dependencia virtual de la ex crea una falsa sensación de cercanía,
minimiza los motivos reales de la ruptura, impide que pueda realizarse el duelo
por la pérdida.
Las
redes sociales son un campo minado emocional: el indiscreto Instagram la mostrará siempre soleada y
refulgente, eternizada en una postal dorada como si fuera la rubia de ABBA. El
ubicuo Foursquare nos avisará que acaba de entrar en un
bar( ¿tan tarde? ¿con quién? ¡¿con quién?! ). El verborrágico Twitter
nos dejará en vela toda la madrugada después de leer su enigmático "GRAN NOCHE": lo escribe así, en
mayúsculas, gritando, echándonos en cara el gozo que la embarga desde que no
comparte el amanecer con nosotros, que justo estamos escasos de
"interacciones". No la elimine de su lista de amigos si no está seguro de que no
le vas a volver a pedir (¡implorar!) amistad en un acto desesperado, cualquier
otro día a las dos de la mañana.
Lo más
importante: no investigue. Si una ambición de detective le anima a imaginarse
como un Sherlock Holmes 2.0, lo más probable es que su torpeza natural lo haga
más incompetente que el inspector Gadget. Si nació antes de 1990, asume que no es parte de la generación
de los nativos digitales. En el nerviosismo de la investigación, va a dejar
pruebas que lo delatarán, va a levantar pulgares ahí donde un César habría
mandado a los leones.Mejor apague la computadora, recuerde los motivos
que lo llevaron a separarse de ella y repeta, como un mantra: "Ya no me gusta".
dE: conexionbrando.com
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