Si dejamos a un lado el corazón –que
aunque jamás deja de latir, no puede ser controlado a voluntad–, los
más activos son los oculares. Se contraen más de 100.000
veces diarias, principalmente obedeciendo órdenes del cerebro. Es curioso que
gran parte de su actividad se produzca cuando los ojos están cerrados, durante
la fase del sueño REM,
lo que indica que estamos soñando. Los más vagos están en las orejas:
allí hay músculos totalmente impasibles, ya que son un vestigio de cuando
nuestros antepasados movían los órganos auditivos.
dE: muyinteresante.es
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