Los métodos de comunicación de las humildes flores pueden ser tan sofisticados como los ideados por una agencia de publicidad. Investigadores de la Universidad de Bristol afirman que las flores emiten señales eléctricas que las abejas pueden distinguir, como si fuera un letrero de neón, de forma que los insectos polinizadores saben de forma anticipada que ahí van a encontrar una buena cantidad de rico néctar. Un anuncio eficaz dirigido a la audiencia adecuada.
Las flores suelen producir colores brillantes y fragancias
seductoras para atraer a sus polinizadores. Pero además emiten patrones de
señales eléctricas que comunican información a los insectos. Básicamente, les
dicen lo atractivas que pueden resultar para ellos si están repletas de polen.
Las plantas están generalmente cargadas negativamente y
emiten campos eléctricos débiles. Por su parte, las abejas adquieren una carga
positiva, de hasta 200 voltios, mientras vuelan por el aire. No se produce una
chispa mientras una abeja «cargada» se acerca a una flor, pero sin duda se
produce una pequeña fuerza eléctrica que potencialmente puede transmitir la
información.
«No pierdas el tiempo»
Colocando electrodos en los tallos de las petunias, los
investigadores demostraron que cuando una abeja se posa en ella, el potencial
eléctrico de la flor cambia y permanece así durante varios minutos. ¿Podría ser
esto una forma por la cual las flores dicen a las abejas que otra abeja la ha visitado
recientemente? Para su sorpresa, los investigadores descubrieron que las abejas
pueden detectar y distinguir entre los diferentes campos eléctricos florales. Y
es algo que aprenden rápidamente. Así, evitan perder el tiempo… de flor en
flor.
«Este nuevo canal de comunicación pone de manifiesto cómo
las flores pueden informar a sus polinizadores sobre el auténtico estado de sus
preciosas reservas de néctar y polen», afirma Heather Whitney, coautora de
estudio. «Lo último que quiere una flor es atraer a las abejas y luego no
proporcionarles néctar; las abejas aprenden rápidamente y pronto pierden
interés en una flor tan ingrata», añade el investigador Daniel Robert. «La
coevolución entre flores y abejas tiene una larga y beneficiosa historia, así
que quizás no es del todo sorprendente que todavía estemos descubriendo hoy lo
notablemente sofisticada que es su comunicación».
dE:ABC
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