El agua del mar lleva disuelta en su interior multitud de elementos químicos. Entre éstos los más abunantes son los iones de cloro y de sodio, que representsan el 90% de los iones disueltos en el mar. Éstos reaccionan entre sí para formar el cloruro sódico (ClNa), es decir, la sal común.
Pero ¿cómo han llegado esos elementos al agua? Para responder a esa pregunta sigamos el ciclo del agua.
El calor del Sol evapora agua del mar (solamente agua, las sales disueltas se quedan), este vapor de agua forma las nubes que son desplazadas por el viento y que al llegar a zonas más frías o chocar con las elevaciones de terreno se precipita hacia tierra en forma de lluvia. Este vapor de agua se combina con el dióxido de carbono (CO2) del aire formando ácido carbónico (H2CO3), así que al agua de lluvia tiene un carácter ácido que reacciona con los materiales de las rocas, erosionándolas y arrastrando sus elementos químicos a los ríos y de éstos al mar.
Pero ésta no es la única vía de llegada de elementos químicos al mar. A causa del movimiento tectónico de placas, el fondo marino se mueve —de forma inapreciable pero constante— dando lugar a la formación de grietas, la aparición de volcanes submarinos y maremotos.
El agua marina se introduce por las fisuras de la corteza terrestre y al entrar en contacto con zonas más calientes reacciona y vuelve a salir a chorro en lo que se ha dado en llamar chimeneas hidrotermales, que conducen el agua caliente de abajo hacia arriba, llevando consigo nuevos elementos químicos. Asimismo el aporte de elementos de la corteza o de capas más profundas llevado a cabo por los volcanes submarinos también se ha de tener en cuenta.
Nota sabihonda: Todos los océanos abiertos contienen elementos disueltos en proporciones muy próximas, de tal forma que toda el agua del mar puede tratarse como una mezcla uniforme diluida con cantidades variables de agua dulce. En cambio, el mar Muerto —que en realidad es un lago de grandes proporciones— es aproximadamente diez veces más salado que los océanos. La salinidad de 35 gramos por litro del resto de los mares es de 350 a 370 gramos por litro en él, por lo que, salvo algunos microorganismos, no hay ningún ser vivo que pueda vivir en él. De ahí su nombre.
Fuente: sabercurioso.es
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